di Yolanda Castaño

YOLANDA CASTAÑO (Santiago de Compostela, 1977) es una poeta gallega, videocreadora, columnista y activa dinamizadora cultural, mientras co-presenta un concurso cultural diario en la TV de Galicia, dirige talleres y ciclos de poesía y ofrece recitales multimedia dentro y fuera de su país. Premio Nacional de la Crítica 1999, Premio Espiral Maior 2007 y Premio Ojo Crítico 2009, Yolanda cuenta con 5 poemarios individuales, ediciones bilingües (gallego-castellano) realizadas por ella misma y tres libros de poesía infantil.
Enormemente interesada en la fusión de poesía con otros lenguajes creativos, desarrolla experiencias que la vinculan a la plástica, la música, la performace, la danza o el audiovisual, ya sea sola, en colaboración con otros artistas o específicamente junto a su grupo Tender a man.
Su obra ha aparecido representada en multitud de revistas, libros colectivos y antologías, así como en numerosos festivales de Europa y América, habiéndose traducido en parte al inglés, alemán, italiano, árabe, lituano o polaco.

pubblicato martedì 24 agosto 2010
En la tierra de Séneca y de Góngora nacía –año 1985– una niña llamada Elena Medel que, a los pocos años, sentiría un zarandeo del que no se recuperaría (...)
pubblicato giovedì 1 luglio 2010
Cuando se inauguraba el milenio en la Península Ibérica, un chaval de 30 años nacido en un deprimido pueblo marinero de la costa vasca deslumbraba a (...)
 

di Stefano La Via

aggiornato giovedì 24 marzo 2011
 

di Massimo Rizzante

aggiornato venerdì 29 luglio 2011
 

di Gabriele Frasca

aggiornato giovedì 5 maggio 2011
 

di Cecilia Bello Minciacchi,
Paolo Giovannetti,
Massimilano Manganelli,
Marianna Marrucci
e Fabio Zinelli

aggiornato domenica 18 marzo 2012
 

di Rosaria Lo Russo

aggiornato sabato 21 maggio 2011
 

par Pierre Le Pillouër

aggiornato giovedì 17 maggio 2012
 

di Luigi Nacci & Lello Voce

aggiornato domenica 13 novembre 2011
 

di Massimo Arcangeli

aggiornato martedì 30 agosto 2011
 

di Sergio Garau

aggiornato lunedì 6 febbraio 2012
 

di raphael d’abdon

aggiornato sabato 2 aprile 2011
 

di Claudio Calia

aggiornato venerdì 2 dicembre 2011
 

di Giacomo Verde

aggiornato sabato 4 giugno 2011
 

di Domenico Ingenito & Fatima Sai

aggiornato mercoledì 10 novembre 2010
 

di Chiara Carminati

aggiornato giovedì 13 gennaio 2011
 

di Gianmaria Nerli

aggiornato giovedì 16 settembre 2010
 

di Maria Teresa Carbone & Franca Rovigatti

aggiornato giovedì 17 marzo 2011
 

a cura di Massimo Rizzante e Lello Voce

aggiornato domenica 27 novembre 2011
 

FRANCISCO VÉJAR

Articolo postato martedì 9 novembre 2010

Existe una raza de escritores vocacionales, una especie de poetas entregados cuya fe en la poesía no enflaquece jamás. Su llama inextinta los lleva lejos y lo hace con pasos demorados, estables y sólidos. Entre esta noble raza, al otro lado del Atlántico y aún a orillas de aguas no menos pacíficas, se cuenta con Francisco Véjar, nacido en 1967 en la localidad chilena costera de Viña del Mar.

Hoy Francisco Véjar se ha instalado en la capital de su país alargado, Santiago, y desde allí se vuelca con pasión calmosa en la docencia de escritura creativa en universidades, en la crítica literaria que luego publica en el suplemento ‘Artes y Letras’ del diario El Mercurio, en sus colaboraciones –tanto de artículos como de poemas- difundidas a través de otras publicaciones como “Hache”, “Coyote” (Brasil), “Poesia” (Italia) o “Clarín” (España) o en la redacción de crónicas de variada intención.

Véjar invierte buena parte de su vida en la poesía y continúa revisando y estudiando autores que le fascinan como Philip Larkin o Teresa Wills Montt, justo cuando vuelve la vista atrás y es capaz de ver parte de su propia obra traducida ya al catalán, holandés, italiano, croata, inglés y portugués. Antologador además de poeta y crítico, ha trabajado en no pocas selecciones de poesía chilena así como de diversos autores, mientras su propia poesía aparece también representada en distintas antologías de dentro y de fuera de su país.

Ha sido becado en la Fundación Pablo Neruda en 1990, y como poeta ha publicado Fluvial (1988), Música para un álbum personal (1992), Continuidad del viaje (1994), A vuelo de poeta (1996), Canciones imposibles (1998), País insomnio (2000), El emboscado (2003), Bitácora del emboscado (2005), La fiesta y la ceniza (2009) -su última entrega poética hasta la fecha- amén del libro de crónicas de escritores inspirado en las muchas figuras literarias que ha podido conocer: Los inesperados (2009).

Demos un salto hacia las tierras del otro lado para descubrir la poesía que con mayor rigor se escribe hoy en idioma español: como la que nos regala en su lento y sólido optimismo Francisco Véjar.


Link global (poemas, artículos, críticas y entrevistas):

http://www.letras.s5.com/archivovej...


vídeos:
http://www.youtube.com/watch?v=KVaq...
http://www.youtube.com/watch?v=IBdE...
http://www.youtube.com/watch?v=g6S5...
http://www.youtube.com/watch?v=4QiI...
http://www.youtube.com/watch?v=vYkj...
http://www.youtube.com/watch?v=Buyw...
http://www.youtube.com/watch?v=norC...
http://www.youtube.com/watch?v=78Vz...
http://www.youtube.com/watch?v=OI_A...


(Poemas:)

Links poemas en italiano:
http://yairbirs.splinder.com/post/1...
(Original en español:)

Nada más que el tiempo suave de amar

Nada más que el tiempo suave de amar;
las preocupaciones disueltas en el océano
y la mudez de la arena en la playa.

Importan el tacto y la respiración.
La maldita llovizna que trata de borrar nuestras huellas.
La música de algunos jazzistas. Arena y vuelo.


http://www.poesia.it/DailyPoetry/Ar...
(Original en español:)

Dibujas en mis ojos
la quietud del paisaje.

Ríes en medio de las hojas
como quien reluciera
álamos tendidos hacia el cielo.

Enamoras
el chisttar de las cascadas
para que este poema
transparente la tierra.

Dibujas en mis ojos
la quietud del paisaje


Confesiones

Una botella con un mensaje
Aparece en la playa y nadie la ve, nadie la recoge.
John Ashbery

No es simple constatar la indiferencia de los amigos ante el paisaje.
Ellos olvidaron la costumbre y la manía
de reconocer otras huellas en la arena de la playa.
Las dunas en ese lugar guardan secretos de adolescentes
que luego la noche se encargará de reunir.

Al mar se le debe mirar de frente
y visualizar sus cambios del turquesa al plata,
seguir el vuelo de las gaviotas que desafían nuestras leyes de gravedad
y viven emigrando de un país a otro
como ropajes de gitanas.

Por lo menos aquí se puede andar
con el cuello de la camisa abierto y descalzo,
esperando las sílabas que pronuncia el oleaje,
ondulaciones que no se preocupan
de figurar en el mapa.


Pieza de Hotel

La dicha fue una pieza de hotel encontrada al azar.
Allí tu cuerpo reemplazó a la realidad
y puede ser parte de tu mundo.

Te siento en ese pequeño paraíso,
el vino blanco que disfrutábamos
como si no existiera el tiempo.

Luego todo sería vertiginoso
cual caricias que al amanecer
se desvanecen. Más de una vez te dije:

Debo estar soñando.
El vapor asciende por las rejas del metro.
Nuestros cuerpos resplandecen de sudor.

Finalmente el recuerdo de una tarde
que vino a morir a nuestros pies.


Llovizna
Sobre un puerto cercano


Llovizna
sobre la ballenera de Quintay

El tiempo resbala
en los galpones que poco a poco
vuelven al mar

Llovizna
sobre la ballenera de Quintay

Ya no alojan japoneses
en la cumbre de los faros

Otras siluetas cruzan
los muros

Nosotros cruzaremos
esos muros.


Hijos ilustres de la transparencia

Escudriño otros rostros y miro a través de cerraduras vedadas
donde encuentro a mis semejantes; desheredados y vagabundos
que no necesitan pautas para solfear la verdad, ellos son
los hijos ilustres de la transparencia que dejan estrellas rotas en el empedrado,
colillas y un montón de poemas inconclusos.

Quienes se aman buscan allí su casa
para luego despedirse de la luna que los cobijó.


Lo que nos hizo escribir el viento

Conocimos el desapego antes de saber siquiera que existía el Budismo Zen. Nos importaba más la aparición de una estrella fugaz en el cielo o la flor creciendo entre la maleza de una casa abandonada que nuestros deberes ciudadanos. Éramos seducidos por las fisuras del cielorraso, también por el césped de las plazas públicas y los altillos donde veíamos los tejados del vecindario y en otra perspectiva; patios interiores con parrones. Una cascada de supuestos lugares comunes. Hoy se dejan ver luces que se apagan en la noche, en distintos departamentos de edificios que reemplazaron los sitios en donde nos reuníamos.


Dedicatoria con nombre secreto

Tordo del Tiempo, acero de los Ángeles,
permítenos salir de tu rueda implacable.
Ya son demasiados los rostros,
devorados por los ríos de la muerte.
Lo importante es vivir
y conversar de cosas tan simples
como el color de las camelias en tu jardín
o de la nieve que cae en la montaña.

Tordo del Tiempo, acero de los Ángeles
permítenos recomenzar, no importa dónde.
Aquí tenemos por compañía,
la vasta presencia de los árboles.

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